¿Alguna vez has compartido con alguien que tiene una actitud arrogante y de orgullo?
¿Cómo te sientes cerca de una persona con esa conducta? Pienso que mal, verdad? Ese tipo de personalidad es difícil y casi todos se sienten incomodos a su alrededor.
Te pregunto, ¿Por qué alguien puede comportarse de esa manera?
Permíteme explicarte, “De la abundancia del corazón habla la boca.”. Mateo 12:34
Una persona se comporta conforme a lo que hay en su interior.
En el contesto de lo que Cristo habla en este pasaje de Mateo, se encuentra lo que él llama, el fruto bueno y el fruto malo.
Él añade, “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”.
Así que podemos concluir que el problema del orgullo se encuentra en el corazón.
La forma de corregir dicha dificultad está en rendir el corazón a la persona de Cristo. Cuando esto ocurre él viene a tu ser, reina en ti y su carácter se refleja en tu vida.
El dijo: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29
Jesucristo es la persona más admirada en toda la historia, no solo por su sacrificio, milagros y enseñanza, también por su personalidad humilde. Tú y yo podemos aprender de él.
En esto días de ayuno, toma tiempo para pedirle al Espíritu Santo que ponga en ti humildad y mansedumbre. Qué llene tu corazón de docilidad para que así puedas reflejar a los que te rodean la personalidad de Cristo.
Quiero concluir con esta cita de Zac Poonen, él dijo: “Humildad en el corazón es el primer paso para la salvación”.