¿Qué hay en la presencia de Dios que es grandemente anhelada?
Quiero comenzar indicando que cuando Dios formó al hombre sopló sobre él su aliento de vida, en otras palabras El Altísimo puso su Espíritu en nosotros. Su Espíritu es su presencia. Es por eso que Adan y Eva, cuando fueron creados caminaban con Dios y tenían comunión diaria con él.
Pero, por la desobediencia de ellos, está relación cambio al entrar el pecado, resultando en muerte espiritual. Dios les advirtió diciendo, …Del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás” (Genesis 2:17).
Ellos, al igual que nosotros, que descendemos de su origen, quedamos separados de la presencia de Dios a causa del pecado. De ahí es que el ser humano va por la vida buscando llenar el vacío de la ausencia de Dios.
Muchos buscan satisfacer su alma deshabilitada con:
1. Religión- Esfuerzo humano por obtener aceptación de Dios. Ritos, tradiciones y creencias anti-bíblicas.
2. Fama- La búsqueda de significado en la admiración de otros.
Inmoralidad- Auto gratificación temporera con conducta deshonesta.
3. Avaricia- Afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie.
Todo este esfuerzo humano produce insatisfacción e infelicidad.
Salomón lo llamó, el fastidio de la vida. Él afirmó: “Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 1:14).
Es triste vivir así.
La buena noticia es que no hay que existir así, Dios envió a su Hijo, Jesucristo, solo él puede llenar el vació de nuestro ser.
Según el pecado nos separó de Dios, la muerte de Cristo, quien fue la paga de nuestra culpa, puede resucitar en nosotros el espíritu muerto y así poder tener la habilidad de nuevamente disfrutar plena comunión con Dios.
La consecuencia de esa fe en Cristo es el nuevo nacimiento y esto crea un anhelo continuo de estar en la presencia Divina, en fin, caminar con Dios y tener continua relación con nuestro creador.
Al principio de este escrito preguntamos ¿Por qué su presencia es anhelada? Bueno, es porque para eso fuimos creado, para estar en unión con él.
Su presencia nos beneficia en:
1. Paz- Calma y sosiego que satisface el alma.
2. Gozo- Esa inmensa alegría. Es la posición del alma en un estado de continua satisfacción.
3. Fuerzas- Si la vida se torna difícil, su fuerza en nosotros no ayuda a no desmayar. Como Pablo testifico, “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
4. Pertenencia- Somos parte de lo celestial, donde esta nuestra verdadera residencia. Estamos “sentados con Cristo en lugares celestiales y somos Co-herederos con Jesucristo” (Romanos 8:17; Efesios 2:6).
5. Amor- El mayor de los atributos de la fe. Atreves del mismo, podemos amarnos los unos a los otros, tener unidad y la capacidad de perdonar las ofensas. Y más importante, saber que Dios nos ama sin condición.
Siendo que la presencia de Dios es una realidad para la persona de fe, el creyente en Cristo, Ten ánimo de acercarte a Dios con confianza. Camina con él y cree que siempre estará a tu lado.
Ora este Salmo en tu tiempo devocional.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? ~ Salmo 42:1-2